5 razones por las que Emilia Pardo Bazán debería ser tu referente

16 septiembre 2021 — Lectura en 8 '
Emilia Pardo Bazán debería ser sólida referente
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En 2021 se celebra el centenario de la muerte de Emilia Pardo Bazán, una figura que, de haber nacido hombre, sería un importante referente. Pero nació mujer… y hoy, poco, muy poco, se sabe de ella. Ella fue, en pleno siglo XIX, todo lo que no se esperaba de una mujer en aquella época: sobresaliente de las letras, defensora de los derechos de las mujeres, catedrática, pionera en innumerables campos, autodidacta… Un figura memorable que la historia pretende dejar en el olvido.

En 2021 se han cumplido 100 años de la muerte de la escritora gallega Emilia Pardo Bazán. Ella vino al mundo dentro de una familia aristocrática, por lo que su futuro parecía estar determinado acorde con el de una señorita de su posición social. Pero ella decidió que no sería así y fue más allá. Tanto, que hoy se posiciona como una de las grandes figuras literarias y referentes feministas con las que contamos en España. En la Biblioteca Nacional se está desarrollando una fabulosa exposición sobre ella:

Fue novelista, periodista, traductora, catedrática, crítica literaria, feminista, pionera, rebelde y condesa. Emilia Pardo Bazán fue una mujer curiosa, audaz, jaranera como pocas de su época, ambiciosa y una auténtica fuerza de la naturaleza. Pero casi nada de eso le sirvió. En vida, no solo no obtuvo el reconocimiento que merecía, sino que lo que consiguió fue más bien lo contrario: sus colegas hombres fueron la fuente de duras críticas, insultos machistas y discriminación a lo largo de su carrera.

Después de muerta, Emilia Pardo Bazán sigue siendo una Mujer en la Sombra, con una trayectoria encomiable para una mujer de aquella época, de la que hoy apenas conocemos nada. Para cambiar el paradigma, te explicamos las cinco razones por las que Emilia Pardo Bazán debería ser hoy una figura histórica de renombre. Comparte este artículo para que su historia llegue a cuanta más gente posible:

1. Defensora de los derechos de las mujeres

En febrero de 1914 dijo: “Yo soy una radical feminista. Creo que todos los derechos que tiene el hombre debe tenerlos la mujer”. Emilia Pardo Bazán defendió activamente la igualdad de la mujer. Lo hizo en su obra, hasta el punto de que al leerla pareciera que se trata de una autora absolutamente contemporánea, a pesar de que vivió a finales del XIX y principios del XX. 

“Yo soy una radical feminista. Creo que todos los derechos que tiene el hombre debe tenerlos la mujer”

Emilia Pardo Bazán

Emilia Pardo Bazán aprovechaba cada uno de sus escritos, cada una de sus obras para incorporar todas sus ideas acerca de la necesidad de modernizar la sociedad española, sobre la imperiosa necesidad de educar a las mujeres y sobre la obligatoriedad de ofrecerles un acceso justo a todos los derechos y oportunidades que tenían los hombres. En 1901, ya habló con esta clarividencia de la violencia machista:  “La lenidad con esta clase de crímenes es grande. Sale bastante barato dar muerte a una mujer”.

Pero lo más admirable de todo, es que, también en su vida personal, es impresionante todo a lo que se atrevió Emilia Pardo Bazán. Se atrevió a separarse tras pocos años de matrimonio y siendo madre de tres hijos. A raíz de esto, se atrevió también a convertirse en máxima defensora del divorcio, en un momento en el que se concebía como un grave delito. Se atrevió también a proclamar a los cuatro vientos que las mujeres no solo servían para concebir hijos y que su existencia en la sociedad debía estar vinculada a mucho más que eso. “Todas las mujeres conciben ideas, pero no todas conciben hijos”, decía.

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Retrato de Emilia Pardo Bazán (1887) (c) Gustav Wertheimer | Real Academia Galega. Casa-Museo Emilia Pardo Bazán

Se atrevió, también, a intentar vivir de su trabajo literario, disfrutando del éxito de sus novelas, como Los pazos de Ulloa o La madre naturaleza. Aunque de esto hablaremos más adelante… Defendió los derechos de las mujeres en cuanto a política e igualdad, pero también en cuanto a lo placentero. Se preocupó de reivindicar lo absurdo de la doble moralidad según el sexo. En novelas como Insolación, de 1889, se preguntaba por qué en su época estaba mal visto que una mujer expresara su deseo por un hombre: “si no lo decimos, lo pensamos. Y no hay nada más peligroso que lo reprimido y oculto”. 

2. Fue la primera catedrática de España

En 1916 se convirtió en catedrática de Literatura contemporánea de Lenguas Neolatinas en la Universidad Central de Madrid, la actual Universidad Complutense. Se convertía así en la primera catedrática de España, aunque, una vez más, fue un logro truncado. Parte de sus compañeros hombres de cátedra maquinaron un boicot contra ella, y tan solo tres alumnos se matricularon con la recién nombrada catedrática. 

Todas las mujeres conciben ideas, pero no todas conciben hijos.

Emilia Pardo Bazán

Emilia Pardo Bazán tuvo que abandonar la universidad. No sería hasta los años 60 del siglo XX cuando otras dos mujeres ocuparan cátedra en carreras de Humanidades en España. Sin embargo, ella no desistió en su objetivo de transmitir su saber, y se convirtió en la primera mujer que ocupa la tribuna del Ateneo de Madrid, donde llegó a tener más de 800 alumnos en sus clases de literatura francesa. También se convirtió, en 1887, en la primera mujer en hablar en público en la Sorbona de París

3. Una mujer sobresaliente de las letras españolas

Aunque no nos lo cuenten, Emilia Pardo Bazán alcanzó la excelencia literaria y se posiciona como una de las grandes escritoras e intelectuales de su generación, tanto en España como en Europa. Contra todas las barreras, y con un contexto especialmente difícil para una mujer de la época -estaba separada y era madre de tres hijos- persistió en su objetivo de abrirse hueco en un mundo principalmente dominado por hombres, como era el de la literatura.

“Me he propuesto vivir del trabajo literario, sin recibir nada de mis padres. Debo justificar mi emancipación no siendo en nada dependiente; y este propósito, del todo varonil, reclama en mí fuerza y tranquilidad», explicaba la intelectual en una de sus cartas.

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Emilia Pardo Bazán y su marido, José Quiroga Pérez de Deza (c) Archivo de la Fundación Lázaro Galdiano.

Fue la primera en abordar temas muy controvertidos y usar técnicas de narrativa muy modernas, motivos por los que fue criticada hasta la saciedad, especialmente por sus compañeros de oficio. Se construyó a sí misma como escritora, con mucho esfuerzo y voluntad, saliendo de su casillero de dama de la alta burguesía, donde estaba todo resuelto. Sin duda, demostró en muchos de sus escritos su adelanto en el tiempo. Su obra La Tribuna, de 1883 es considerada la primera novela sobre el movimiento obrero femenino, donde da voz y discurso propio a una mujer trabajadora: Amparo, la cigarrera.

Emilia Pardo Bazán es una escritora que deberíamos leer y conocer mucho más de lo que lo hacemos. Hay que leer a Emilia Pardo Bazán, porque nos habla de nosotros, de nosotras y del ahora, aunque sus obras tengan más de un siglo de antigüedad. Es fresca, irónica, tierna, divertida, desafiante, libre… Ella es única y sus obras, además de ser de una modernidad apabullante, lo tienen de todo: ironía, humor, sensualidad y crítica social

Debo justificar mi emancipación no siendo en nada dependiente.

Emilia Pardo Bazán

4. La más atacada de los escritores españoles

Precisamente por todo esto, Emilia Pardo Bazán sufrió la cara más cruel del machismo, siendo sistemáticamente atacada con dureza por escritores, críticos y lectores por tratar de hacerse un lugar en un mundo de hombres. “Es el caso que he sido, en los treinta y pico años de mi carrera literaria, el más atacado de los escritores españoles. Se me buscaban erratas y muchos lo creían, que yo había dicho, en un cuento, que los cuadrúpedos vuelan”, aseguró ella misma.

Emilia Pardo Bazán era considerada doblemente peligrosa: por ser mujer y por defender la corriente del naturalismo, que se basaba en no apartar la mirada de los aspectos más conflictivos y menos políticamente correctos de la vida, y ser su precursora en España. En aquella época, ser mujer, por defecto, ya era un problema. Para colmo, Emilia era una mujer que no pretendía quedarse en casa calladita, sino que se dedicó a escribir, a instruirse, a luchar por lo que consideraba justo y, en definitiva, a vivir su vida. Molestaba.

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Homenaje del Ayuntamiento de Madrid a Emilia Pardo Bazán por el centenario de su muerte.

Aunque no se adhirió totalmente a la corriente del naturalismo, sí puso en sus labios temas que, para los señores del momento, no eran asuntos a tratar por una dama. A través de este género se trataban temas groseros o peliagudos. Y eso para una señora era un escándalo. En 1884, tras una serie de artículos en esta línea publicados por Emilia Pardo Bazán para la revista La Época, se formó la polémica. Le llovió un aluvión de críticas, tanto a sus ideas como a su figura, y su marido, José Quiroga, le pidió que parase de escribir y que se retractara de lo publicado. O lo hacía o se pondría fin a su matrimonio. Ella eligió seguir escribiendo.

5. La Academia de la Lengua le cerró las puertas por “puta, marimacho y fea”

A pesar de sus innegables méritos, a Emilia Pardo Bazán le negaron hasta tres veces el ingreso en la Real Academia Española (RAE). ¿Los argumentos que se esgrimían? Sin duda, de mucho peso. Como por ejemplo que siendo una mujer grande, sus posaderas no cabrían en los asientos. También que, en su presencia, los académicos no podrían contar chistes verdes.

He sido, en los treinta y pico años de mi carrera literaria, el más atacado de los escritores españoles.

Emilia Pardo Bazán

Esto era lo más suave, porque muchos de estos ilustres académicos, ante los intentos de la escritora de convertirse un miembro más de la RAE, directamente optaron por dirigirse a ella como “puta”, “marimacho”, “fea” y “gorda”. En palabras de José Zorrilla, “las mujeres que escriben son un error de la naturaleza”. “Más vale que fume. ¡Ser académica! ¿Para qué? ¡Es como si se empeñase en ser guardia civil o policía secreta!”, le espetó Clarín.

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Belén Esteban Menendez, Public domain, via Wikimedia Commons

Después de dos negativas informales, el 29 de mayo de 1912 Emilia Pardo Bazán escribió una carta de tres folios donde enumeraba sus méritos para entrar en la Real Academia Española: presidenta o socia de unas 50 entidades culturales y autora de más de 50 obras, muchas traducidas y alguna estudiada en liceos franceses. 

Esta vez, la institución se vio forzada a dar una respuesta y, aunque en los estatutos de la RAE no se especificaba que una mujer no pudiera ser académica, se reconoció que el ingreso de Emilia Pardo Bazán se rechazaba por ser mujer. Según reconoce la historiadora Isabel Burdiel, que publicó en 2019 una biografía sobre la escritora, de alguna manera “ella consideró un triunfo que planteasen su negativa por razones de género y no de méritos”.

También a Santa Teresa le habrían dado con la puerta en las narices.

Emilia Pardo Bazán

Cuánto te queremos, Emilia. Te queremos por haber ejercido una influencia decisiva en la vida cultural y social del siglo XIX. Te queremos por haber sabido defender siempre tu profesión con valentía, por haberte atrevido a hacer frente a los hombres en un mundo diseñado por y para ellos. Te queremos porque, a pesar de haber sido víctima de las intransigencias de tu época, demostraste por encima de todo una excelencia literaria propia de muy pocos. Te queremos por haber sido y ser una gran referente para tantas y tantas mujeres que vinieron después.

Sentimos mucho que sigas siendo una Mujer en la Sombra, pero tu ejemplo nos da el ahínco para alzar la voz por ti y tantas mujeres que merecen recuperar su lugar en la historia. ¡Cuánto queremos a Emilia!