7 razones por las que Irena Sendler debería tener el Nobel de la Paz

20 enero 2021 — Lectura en 7 '
Irena Sendler, el ángel del gueto de Varsovia
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Esta enfermera polaca organizó el rescate del gueto de Varsovia de más de 2.500 niños judíos, condenados a ser víctimas del Holocausto. Su admirable historia ha permanecido completamente oculta. En 2007 fue nominada al Premio Nobel de la Paz, pero su hazaña no pareció suficiente para el jurado, que decidió optar por Al Gore.

Seguramente conozcas perfectamente la historia del empresario alemán Oskar Schindler, miembro del Partido Nazi, que puso en marcha un arriesgado plan para salvar a más de mil judíos del Holocausto, empleándolos en su fábrica de Cracovia. El largometraje de Steven Spielberg, La lista de Schindler, hizo mucho para dar luz a esta historia. 

Mientras la figura de Schindler era aclamada por medio mundo, Irena Sendler era una total desconocida fuera de Polonia y apenas reconocida en su país por algunos historiadores. Su historia, por la que salvó la vida de más de 2.500 niños sacándolos del gueto de Varsovia de las formas más descabelladas posibles, sigue siendo muy poco conocida. De hecho, hasta el año 1999 permaneció totalmente oculta y fueron unos escolares de Kansas, en Estados Unidos, los que rescataron rescataron la impresionante historia, escribiendo sobre ella una obra de teatro para el colegio. 

Ni las amenazas ni las torturas de la Gestapo la frenaron en su firme objetivo de salvar la vida de aquellos pequeños

Apodada el Ángel del Gueto de Varsovia la hazaña de esta enfermera y trabajadora social está repleta de heroísmo. Ni las amenazas ni las torturas de la Gestapo la frenaron en su firme objetivo de salvar la vida de aquellos pequeños y sacarlos de aquel gueto. Allí se sabía que había orden expresa, entre otras barbaridades, de terminar con la vida de todo niño o niña que viniera de una familia que no fuese de raza aria.

En 2008, cuando tenía 98 años, Irena Sendler fue nominada al Nobel de la Paz, pero no le fue concedido. Sí recayó, en cambio, en el ex vicepresidente norteamericano Al Gore por sus esfuerzos contra el cambio climático. Un premio que al mismo comité noruego encargado de concederlo le costó inmensas dificultades justificar en su nota de prensa. Pero así fue. Un político hombre se llevó el reconocimiento frente una acérrima defensora de los derechos humanos, que expuso su propia vida e integridad con tal de salvar las de miles de niños. Hoy te cuento las razones por las que Irena Sendler debería haberse llevado ese Premio Nobel de la Paz.

1. Irena Sendler, un ángel entre tanto horror

Cuando Alemania invadió Polonia en 1939, Irena Sendler era enfermera en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia. Ella trabajaba en los los comedores sociales, donde también se entregaba ropa y dinero a las familias judías. A pesar de que todo siguió un curso más o menos normal, durante los primeros años ya se inscribían a los judíos con nombres católicos falsos para evitar las suspicacias de los soldados alemanes. 

Irena Sendler, el ángel del gueto de Varsovia
Irena Sendler en 1944 como enfermera de campo durante el Levantamiento de Varsovia (c) Wikimedia Commons

Pero en 1942 el Tercer Reich creó el gueto de Varsovia, en el que fueron confinados todos los judíos de esta ciudad así como de otras regiones de Polonia bajo control alemán. Cerca de 400.000 personas eran encerradas en un área acotada de Varsovia y rodeada por un muro.

El horror había comenzado. Estaba claro que el objetivo de los nazis era aniquilar a toda la población semita de Varsovia y el gueto era la tumba para miles y miles de personas, que morían diariamente por inanición o enfermedades. Había cuerpos en las calles, niños fusilados, gente muriendo de hambre, enfermos agonizantes por todas partes… Irena Sendler estaba horrorizada y decidió pasar a la acción para evitar la barbarie que asolaba las calles de la capital. Se unió a la Zegota, el Consejo para la Ayuda de los Judíos y arriesgó su vida por tratar de paliar este horror.

2. Su objetivo, salvar a los niños

Irena consiguió un pase del departamento de Control Epidemiológico de Varsovia para poder acceder al gueto de forma legal. Uno de los temores de los alemanes era que se produjera una epidemia de tifus dentro del gueto y consiguió entrar como personal sanitario para llevar comida y medicinas.

Cuando conoció la realidad de aquel lugar, Irena Sendler tuvo claro que era urgente sacar al mayor número de niños de allí. Nadie se merecía vivir en esas condiciones, pero mucho menos los niños. Además, sus vidas corrían peligro. Comenzó así a establecer contacto con las familias e idear las formas en que podía sacarlos de allí. No era una misión fácil y mucho menos segura, pero lo primordial para Irena era sacarles cuanto antes de aquel lugar infernal.

3. Cualquier método era válido

Dentro de ataúdes, en cajas de herramientas, entre restos de basura, en sacos de patatas, como enfermos de afecciones extremadamente contagiosas… Cualquier sistema era válido si conseguía sacar a los pequeños de aquel lugar. Irena Sendler también utilizó los primeros tranvías de la mañana, tomados por algunos de los adultos del gueto del Varsovia para trabajar en el exterior. 

Podría haber hecho más, mucho más y haber salvado así a más niños

Irena Sendler

Otra de las técnicas que utilizó la enfermera fue a través de una iglesia que contaba con dos entradas: una daba al gueto y otra, más secreta, daba al exterior. Los niños entraban como judíos y salían al otro lado bendecidos como nuevos católicos. Muy a menudo, sin embargo, el único camino de salvación fueron las cloacas y los sótanos de edificios ubicados junto a la muralla del gueto.

Irena Sendler, el ángel del gueto de Varsovia
Niños rescatados del gueto de Varsovia por Irena Sendler (c) Universal History Archive/UIG via Getty Images

A pesar de lo heroico de su comportamiento, Irena Sendler siempre fue extremadamente modesta a la hora de recordarlo y, siendo una anciana, aseguró que no hizo todo lo que pudo. “Podría haber hecho más, mucho más y haber salvado así a más niños”, se lamentaba en una entrevista concedida en 2007, cuando tenía 97 años.

4. Gestionó las acogidas una vez fuera

Pero una vez fuera del horror, ¿qué sucedía con los niños? Irena también estudió al mínimo detalle  esta parte del proceso elaboró un plan perfectamente diseñado. Primeramente les elaboraba documentos falsos, como partidas de nacimiento y certificados de bautismo, y les otorgaba nombres católicos. Después, les trasladaba a un lugar seguro, normalmente monasterios y conventos, donde los niños podían, en un primer término, recuperar la salud

Tras ello, trataba de que los niños fueran acogidos por familias cristianas. Si no encontraba ninguna, Irena se aseguraba de que al menos fueran aceptados en orfanatos, donde podrían vivir a salvo. Pero su hazaña no se quedaba ahí. Irena Sendler quería que algún día estos niños pudieran encontrar a sus verdaderas familias. Se encargó de anotar el nombre de cada uno de ellos, así como sus nuevas ubicaciones, en hojas de papel de fumar. Los metía en botellas o botes de vidrio y los enterraba en el jardín de un vecino. Nadie debía sospechar nada.

Después de la guerra, se desenterraron las botellas y se entregaron las listas a los representantes judíos. Se intentó reunir a los niños con sus familias, pero lamentablemente la gran mayoría había perdido a sus padres, asesinados en los campos de concentración.

5. Jamás confesó

Los alemanes terminaron descubriendo parte de la red y en octubre de 1943 Irena fue detenida por la Gestapo y llevada a la prisión de Pawiak, donde fue brutalmente torturada. Pero ella jamás quebró su silencio. Nunca reveló el lugar en el que estaban ocultos los niños ni las personas que colaboraban con ella. No dijo ni una palabra y la Gestapo la condenó a ser fusilada. 

A pesar de las torturas nunca reveló el lugar en el que estaban ocultos los niños ni las personas que colaboraban con ella

Pero el soldado que se encargaba de llevarla al lugar de la ejecución había sido sobornado por la resistencia y la dejó escapar. Oficialmente, fue declarada como ejecutada, muerta a todos los efectos. Con falsos documentos de identidad y en la clandestinidad, continuó participando activamente en la resistencia contra el dominio nazi.

6. Fue silenciada hasta 1999

A pesar de haber desarrollado una labor de un valor incalculable, tras la derrota de la Alemania nazi, Polonia cayó bajo régimen comunista que mantuvo al país aislado del mundo y a Sendler prácticamente en el anonimato.

Cuando en 1999 los estudiantes de Kansas se toparon con su historia, se quedaron estupefactos. Habían descubierto el legado de una auténtica heroína que estaba completamente oculta y olvidada, así que decidieron escribir una obra de teatro sobre ella. Y así fue como se consiguió dar luz a la historia de una de las personas que más hizo por mantener la vida y la esperanza en el horror y la desesperación del holocausto nazi. Una valiente Mujer en la Sombra.

A partir de ese momento, los reconocimientos y las visitas fueron aumentando considerablemente. En noviembre del 2003, el entonces presidente polaco, Aleksander Kwasniewski, le otorgó la más alta distinción civil de Polonia, nombrándola dama de la Orden del Águila Blanca. Irena pudo recoger este reconocimiento acompañada de sus familiares. Esta fue la última entrevista que concedió:

7. Un Nobel que nunca llegó

Más tarde, en 2007, el gobierno de Polonia la presentó como candidata para el Premio Nobel de la Paz, por ser una de las últimas heroínas vivas de su generación, y que, tal y como rezaba la candidatura, “demostró una fuerza, una convicción y un valor extraordinarios frente a un mal de una naturaleza extraordinaria”. El galardón recayó en el ex vicepresidente norteamericano Al Gore.

Aunque no se le concediera, Irena Sendler es una auténtica Premio Nobel de la Paz

El Premio Nobel de la Paz, un galardón que no solo tiene nombre de hombre -en la larga historia de los Premios Nobel las mujeres solo representan un 5,28% del total de premiados-, sino que sigue otorgándose a infinidad de políticos, como Al Gore, Jimmy Carter y Barack Obama, sin reconocer la memorable labor de los auténticos defensores de los derechos humanos. Y aunque esta institución arcaica y patrialcal no lo reconozca, Irena Sendler es sin duda una auténtica Premio Nobel de la Paz. 

Irena Sendler, el ángel del gueto de Varsovia
Irena Sendler en 2005 (c) Mariusz Kubik

Te animo a que contribuyas a dar luz a esta historia, para que nunca más mujeres con grandes legados sigan condenadas a permanecer en la sombra. Infinitas gracias por leerme.